En esta noche en que me encuentro intentando dormir, mientras sonaba de música de fondo el Zitilites de Kashmir y jugaba con mi iPod para poder conciliar el sueño, de repente has llegado a mi mente y me he dado cuenta de lo mucho que te extraño, al menos por hoy es así, me dieron ganas de saludarte, de preguntarte cómo estás, de platicar contigo, de simplemente decirte hola, quisiera ser tu amigo otra vez (si es que alguna vez lo fui) y pedirte perdón por cual fuera que haya sido mi error (si en realidad así lo fue), nunca supe qué pasó, si fue mi culpa o la tuya, o tal vez la de ambos.
Recuerdo aquélla noche en que por fin te conocí y que fui mi primera noche en el DF, emocionado y con la incertidumbre de que es lo que pasaría no podía dormir, solo daba vueltas y vueltas en el sleeping pensando en un millón de cosas, habías dejado toda tu colección musical a mi disposición y en una de esas encontré a Kashmir, me dio curiosidad y lo puse, en aquél momento no significó nada, pero hoy recuerdo esa primera noche en el DF, te recuerdo a ti y recuerdo también algo de lo que sentí al estar en tu departamento, asomándome por la ventana, sintiendo la enormidad de la gran ciudad, hoy y varias veces que lo he recordado me da nostalgia y lo asocio con un sentimiento de soledad, he vuelto a pasar por tu casa un par de veces con la esperanza tal vez de encontrarte o simplemente verte, ingenuo.
Tal vez te idealizo demasiado y nunca has sido la persona que alguna vez pensé o pienso que eres, extraño tu sentido del humor, tu sonrisa y sobretodo las pláticas del Messenger (por donde “te conocí”), cuando te traté en persona me impresionaste de tal manera que me dije a mi mismo que cuando “fuera grande” quería ser como tu, cosa que no creo lograr.
Y como te lo dije -Te extraño-, GRACIAS por haber sido tan chido y por haber sido (y todavía creo que lo eres porque no te olvido) importante en mi vida, te quiero y perdón por las molestias que te pude haber ocasionado.
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